Esta es la segunda exposición individual que Wilberto Echeverría realiza en la Galería de la Aduana. La primera fue hace ya más de una década y queda  de ella la memoria de una muestra de audaces dibujos de formas y objetos inscritos en una imaginería tal vez un poco extraña y surreal, pero llamativa e intrigante.

Destacado como uno de los mejores dibujantes de su generación, Echeverría ha venido desarrollando una interesante carrera artística al tiempo que ha empezado a marcar una huella importante en nuevas generaciones que han estado en distintos momentos bajo el influjo de su cátedra dibujística y su orientación.

En esta nueva muestra, que ahora alberga nuestro espacio de exposiciones, nos presenta una serie distinta y de características muy curiosas, en principio denominada Figu-Alambre, un ejercicio que se enmarca un poco, alude y juega con el concepto de la monolinea pero con la apariencia de ser una forma de dibujo lograda con la delgada materia volumétrica de un alambre. Su referencia temática alude en este caso a unos hitos simbólicos de la cultura de masas en occidente, que desde luego interpelan una indiscutible referencia universal.

Estamos hablando de los súper héroes y los dibujos animados que han colmado la vida infantil y juvenil de las últimas cinco generaciones: Batman, Spyderman, Gatúbela, Súperman, La Mujer Maravilla, entre otros; pero también íconos contemporáneos como Mario Bross, Popeye, La Monalisa y Chaplin; éstos dos últimos permanentemente relanzados en la vida de todos. Es decir, héroes o íconos que en el complejo contexto de la comunicación contemporánea terminan haciendo parte del mismo imaginario de una cultura.

El resultado es una evento plástico que prescinde del color que habitualmente los presenta, y deja todo el poder de significación en la pureza del trazado y en el concepto que reactualiza estas imágenes de una manera diferente en el espacio de una galería de arte.

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