Debido al estado nacional (y mundial) por causa del Coronavirus (ver boletín de prensa de la CLENA), nuestra agenda de actividades estará enfocada en lo virtual. Esto es algo relativamente nuevo para nosotros, pero estaremos dando lo mejor de nosotros para llevarles contenido y actividades culturales de calidad a sus casas via web. No duden en ponerse en contacto con nosotros para alguna sugerencia escribiendo a comunicaciones@clena.org.

“IMPORTANCIA DE LA MÚSICA EN LA PRIMERA INFANCIA” con ANDREA OLANO.

Esta joven barranquillera es una enamorada por las partituras y las melodías. Vive el amor por el arte y la docencia desde hace 10 años. Su principal objetivo es promover el talento artístico de los niños a través de la música.

Coge la guitarra y sonríe. De inmediato toca una melodía y afirma que ella es un instrumento de Dios para llevar alegría a los niños. Para Andrea Olano, de 27 años, la música es un pilar de su vida porque nutre su ser, quita sus miedos y la acerca a Dios. Esta joven instructora, empresaria y fundadora de su propia academia musical, la cual lleva su nombre, hace del Do Re Mi Fa Sol una alfabetización musical y humana en niños y jóvenes.

Estudió Preescolar en la Universidad del Atlántico y Música en Bogotá. Su formación le permite desempeñarse como docente y brindarles a los estudiantes clases personalizadas de pedagogía musical, con el toque especial de sus 10 años de experiencia.

A los 5 años empezó su gusto por la música. Participó en diversos grupos musicales de la Iglesia Católica y del colegio La Sagrada Familia. Mientras manipula la guitarra con destreza, recuerda que sus padres acogían a seminaristas y sacerdotes en su casa, los cuales solían cantar y tocar instrumentos musicales.

“Me acuerdo que colocaba mi oído en la puerta para escucharlos cantar y me llamaba mucho la atención el sonido de la guitarra con sus voces. Oírlos siempre me daba gusto”, evoca.

Sus cantos los aprendió fácilmente, al igual que las instrucciones básicas para tocar la guitarra. A los pocos meses ya cantaba en el coro del colegio y la iglesia. Sin planearlo, afirma, la música cada vez se acercó más a ella hasta el punto que decidió estudiarla profesionalmente.

En un principio su padre no quería que su única hija se convirtiera en una amante de las notas y el ritmo, sino en una diestra del Derecho y las leyes.  Al final la apoyó y al terminar el bachillerato se fue para Bogotá a estudiar música en diversos ciclos. A su regreso, en marzo de 2004, empezó a dar clases a domicilio a niños. Poco tiempo después la llamaron para ser voluntaria de la Clínica General del Norte y El Pediátrico, donde cantó a menores aquejados.

“Solo recibía para el transporte, pero lo hice sin molestia alguna. Cuando comencé  a ver lo felices que eran los niños de las clínicas solo por cantarles, me di cuenta realmente porque Dios me había puesto ahí y lo afortunada que era”, señala.

Recuerda a María Camila. Una niña que sufría cáncer y solo se comunicaba a través del movimiento de los párpados. Andrea le cantó canciones de alabanzas hasta sus últimos días. La madre de la niña, evoca, quedó tan agradecida que le aseguró ella tendría “abogados en el cielo”.

Tiempo después la empezaron a llamar de diferentes jardines infantiles de la ciudad, como Chicos Creativos, Children y Happy Time, entre otros. Fue en ese momento que decidió estudiar Preescolar en la Uniatlántico para enfocarse en su principal público: los niños.

El mes pasado, durante un viaje a Río de Janeiro, tuvo la oportunidad de laborar en la escuela municipal Lorena Sao Paulo, gracias a conocidos del lugar.

Allá tuvo la experiencia de trabajar con niños su educación musical, e incluso fue entrevistada en televisión para el canal regional Aparecida.

Esta barranquillera tiene una gran trayectoria laboral en colegios, jardines infantiles y clubes de la ciudad de Barranquilla. Trabajó en el Berckley School, el Centro Educativo Laudes e hizo parte de los talleres de iniciación musical para niños de Country Angels, en el Country Club.

Pero debido a los muchos niños que querían clases a domicilio, era necesario crear un espacio propio. Empezó en su casa en 2010, pero se formalizó en 2012 al encontrar un espacio más amplio en la carrera 59B con calle 79.

“Hoy mis padres están orgullosos de mí, vivo el amor por lo que hago y soy feliz cuando un estudiante sale con una sonrisa de la clase. El dinero es secundario, pero el amor por lo que tú haces y que un niño expresa, es inigualable”. 

FUENTE.

Esta actividad se transmitirá en el horario correspondido en nuestro Facebook de la BIBLIOTECA INFANTIL PILOTO DEL CARIBE.

Agrega el evento en tu Calendario